
Hoy quiero compartir con ustedes, la ultima salida de pesca que realice en el río Gutierrez, a unos metros de la desembocadura del Gran río Guazú.
Después de años de estar de novio e insistir para que me acompañen, logré mediante tentaciones gastronómicas y de un día para tomar sol, que me acompañen por segunda vez a realizar una de las dos actividades que mas disfruto hacer en mi vida, pescar.
Después de pasar por el supermercado y realizar una compra magistral para deleitarla con una picada única! y productos para hacer panqueques con el fin de demostrarle que el estar al aire libre, no significa incomodidad.
Llegamos al puesto de Raul a las 8.30am donde nos comentó, mediando mates, que el pique estaba reacio y que hacia semanas que el río no se encontraba productivo, solo piezas de piel menores para pasar la jornada.
Con toda mi confianza, ya que hace años conozco ese río, me dirigí hacia el final de la costa que compone el predio, arme nuestro hogar de tela impermeable y varillas para dormir en la noche,acomode nuestra cocina, conformada por medio tambor, una parrilla y un pequeño anafe de alta montaña ( donde realzaría los panqueques en la tarde ).
Mientras armaba mi ejercito de cañas, mi compañera me regalaba unos riquisimos mates espumosos que me robaban una sonrisa cada vez que se acercaba la bombilla a mi boca... increíbles...
Alrededor de las 9.30 ya estaban las 6 cañas en el agua, una de las cuales, había armado especialmente para ella.

El clima no pudo soportar tanta perfección , así que disidió darnos un caparrón mostrándonos su desencanto pero aun así, permanecíamos firmes sobre la costa intentando obtener alguna boga.
Al medio día una rica tabla de quesos y uvas, luego un asado, que humedecimos con un vino tinto fabuloso... aun el pique de las bogas no se hacia presente... pero ella, con su caña, perdía pequeños piques que marcaba el senserro.
Alrededor de las 16.30 obtuve un pique no muy franco, pero pique al fin de boga, el cual esperé pacientemente a que comiera para clavar firmemente y poder colocar dentro del copo nuestra pimer boga del día...
La tarde, con panqueques y mates... fue visitada por hemosos bagres en la caña de mi novia, la cual, solita!, se encargaba de clavarlos y traerlos a la costa!... pescó al final, mas que yo...

El resultado final, ella 6 hermosos bagres y unos 4 mas pequeños contra mis 2 bogas pequeñas regresadas al agua y una de porte parrillero, así las llamo yo.
La noche, la disfrutamos durmiendo, no nos dedicamos a la pesca y al comienzo del día siguiente, regresamos para el típico asado en familia del domingo.
una jornada que no olvidaré el resto de mi vida... una foto tatuada en mi cabeza... ella su caña y un gran bagre prendido en su anzuelo...

Saludos a todos y muy buena pesca!
1 comentario:
Felicitaciones!!!!!Excelentes anécdotas y narraciones. Me gustó. Un beso desde el otro lado del charco.
Lore
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